La última foto de todos juntos. . .
- Roberto Gómez Robles
- 6 jun
- 2 Min. de lectura

Hay un momento que se queda en el corazón para siempre.Y, aunque no lo sabíamos, esa fue la última foto de todos juntos.
Era un domingo cualquiera. Había risas, alguien quemó las tortillas, el perro ladraba a la nada, y mi tía Mary estaba regañando a los niños por meterse mojados a la casa. En ese instante nadie pensó que sería la última vez que estaríamos todos. Nadie imaginó que después vendrían trabajos en otras ciudades, problemas que nunca se hablaron, enfermedades silenciosas o simplemente… el paso del tiempo.
Hoy esa foto está enmarcada en casa de mamá. Y cada vez que la veo, no veo la ropa que llevábamos ni la calidad de la imagen. Veo lo que perdimos: el tiempo juntos.
¿Cuándo fue la última vez que te sentaste a comer con todos?
No en una llamada. No en Navidad con prisa. Me refiero a una mesa real, con tortillas pasadas de mano en mano, risas que interrumpen anécdotas, abrazos largos y conversaciones que no necesitan final.¿Recuerdas ese momento?¿Recuerdas esa versión tuya que no tenía el teléfono en la mano, que solo estaba ahí, presente?Ahora piensa: ¿cuánto darías por revivirlo?
La trampa del “después”
La mayoría de las familias se desmoronan lentamente, no por tragedias, sino por agendas.Porque alguien tenía mucho trabajo.Porque “la próxima vez yo llevo el coche”.Porque “ya veremos en vacaciones”.Y así pasan cinco años. Y luego uno de ustedes ya no puede ir. Y luego alguien falta. Y entonces vuelves a mirar esa última foto.
¿Por qué esperar otro año?La familia no es una obligación, es un regalo que no dura para siempre.Y tú aún puedes elegir.
La reconexión no necesita WiFi
Las mejores historias no están en Netflix, están guardadas en la memoria de tu abuelo.La mejor comida no se pide por app, se cocina con las manos de mamá.La mejor terapia no está en un podcast, está en un abrazo de tu hermana.Y el mejor reencuentro… no está en el futuro. Está por decidirse.
Solo falta que alguien diga: “Yo lo organizo”
Siempre hay uno en la familia que prende la chispa.Uno que dice: “¿y si nos vamos todos un fin de semana, sin excusas?”Uno que busca el lugar, que toma la iniciativa, que se vuelve el guardián de los recuerdos.
Ese alguien… puedes ser tú.
Porque la familia no se encuentra, se construye o se reconstruye.Y basta con un espacio lejos del ruido, cerca del bosque, con una mesa larga, juegos de mesa o bien una fogata, y dejar que los corazones hablen y las cosas sucedan unos tamales humeando por la mañana.
La vida no te dará tiempo.
Tú tienes que dárselo a ella.
Tal vez esa próxima foto, la que aún no han tomado,sea la que tus hijos verán colgada en la casa,donde todos estén sonriendo, al fin sin pantallas,y puedan decir:“Ahí fue… cuando volvimos a ser familia.”
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